Uno de los aspectos mas relevantes de la intervención en conductas violentas, es la de proporcionar mecanismos adecuados para que no aparezcan, para ello hay que realizar actividades de sensibilización y prevención en los hombres. Este tipo de intervención se basa en trabajar el concepto de masculinidad y posteriormente, educar en nuevas masculinidades con la finalidad de lograr una sociedad más justa e igualitaria, donde los hombres y las mujeres tengan las mismas oportunidades y donde la violencia no forme parte de la convivencia diaria entre las personas.
El trabajo se basa en revisar y modificar actitudes, dogmas, leyes, mandatos y prácticas patriarcales que son consideradas normales. La conducta de los hombres, está cargada de conductas invisibles que forman parte del sistema al que pertenecen, y excluyen a todas las otras identidades masculinas que no se adaptan al modelo tradicional. Estas “invisibilizaciones” provocan que el concepto de masculinidad se construya a partir de contradicciones sutiles y excluyentes, y que son aprendidas, asimiladas y reproducidas por todos los hombres en todos sus ámbitos: en la familia, en el trabajo, con las amistades, en los estudios, en las aficiones... A partir de las contradicciones y ambigüedades de las masculinidades se podrán realizar los cambios necesarios para crear realidades masculinas alejadas del comportamiento violento.
A través de talleres grupales se pretende no solo sensibilizar a los penados sobre la violencia de género, sino también detectar personas con factores que predisponen al desarrollo de comportamientos violentos.