Ya han pasado 30 años desde que se detectó el primer caso de lo que hoy llamamos VIH/Sida. Y se han conseguido grandes logros en la prevención e investigación, especialmente en los últimos años en el uso de fármacos que reducen de forma considerable el riesgo de la infección. Pero nos quedan por delante importantes retos. Desde el Plan Nacional del Sida se apuntan cuatro ejes sobre los que centrar la atención: avanzar para conseguir que la mitad de los diagnósticos que ahora son tardíos se detecten antes; seguir luchando contra la estigmatización de las personas con VIH/Sida; dar respuesta al aumento de las infecciones entre homosexuales, así como reforzar los recursos sanitarios y sociales para atender a los afectados que se están haciendo mayores.

Para alcanzar estas metas desde Patim consideramos que es básica la prevención. Es necesario hacerla de forma individualizada, uniendo esfuerzos tanto las entidades sociales como la administración para conseguir resultados conjuntos. Romper la cadena que ha funcionado en la última década no debería contemplarse como una opción justificada al amparo de la crisis económica. España es de los países europeos con mayores tasas de afectados y afectadas y la Comunidad Valenciana es de las primeras en número de casos diagnosticados, siendo la transmisión sexual la principal causa de infección.

Potenciar el diagnóstico precoz a través de los servicios de prueba rápida de VIH o mediante la generalización de la prueba es una alternativa que debemos apoyar todos los agentes implicados en sumar esfuerzos para frenar esta epidemia. Un compromiso de vital importancia cuando por cada persona diagnosticada de VIH se evitan tres nuevas infecciones, según estimaciones presentadas por CESIDA (Coordinadora Estatal de asociaciones de VIH y sida). Los diagnósticos tardíos y el repunto entre la población homosexual del VIH son las primeras señales que han de invitar a la reflexión para reconducir las actuaciones que se están llevando a cabo.

El VIH/Sida ha despejado muchos fantasmas. Se ha normalizado como enfermedad, sin olvidar su excepcionalidad. Hay personas seropositivas que llevan dos décadas conviviendo con ella pero, según algunos estudios, todavía existe un 20% de la población partidaria de políticas segregacionistras para apartar a las personas seropositivas. Un rechazo que se fundamenta en “creencias incorrectas sobre las vía de transmisión del VIH y una percepción exagerada de la gravedad por la identificación del sida con la muerte y la culpabilización de las personas afectadas”, en opinión de distintos investigadores. Sabemos que este incremento en las nuevas infecciones es debido en parte también a la percepción del VIH/sida como una enfermedad crónica, lo que implica una relajación en la prevención.

En la Comunidad Valenciana, muchas entidades se han caracterizado durante todo este tiempo por ser un agente esencial, tanto en el diseño como la ejecución de los diferentes programas de atención y prevención, con años de experiencia y con muchos logros conseguidos. Así mismo, han atendido y atienden a la población general y a sus usuarios de un modo integral y en estos momentos hay muchos servicios, programas o proyectos diferentes que ya no podemos desarrollar o que se mantienen sólo con un gran esfuerzo de voluntariado y solidaridad. Por ello, recuperar la columna vertebral de la atención sociosanitaria frente al VIH/sida, es decir, el trabajo de las entidades sociales, es básico para garantizar una respuesta eficaz a partir de ahora. El futuro está en nuestras manos.

SIDA: 30 AÑOS (RTVE)