
Las organizaciones evolucionan para adaptarse a nuevas realidades o responder a los cambios sociales que afectan a su propósito. Un proceso, muchas veces interno, que suele poner a prueba su estabilidad pero que es necesario para poder avanzar o reorientar los objetivos comunes. Patim no ha sido ajena a estas transformaciones durante sus cuarenta años de historia, incluso se ha convertido en una fortaleza.
En las últimas semanas se ha completado la última fase de la reubicación de distintos servicios de Patim en las instalaciones ubicadas en el Paseo Ribalta de Castellón. Las dependencias de la antigua sede de la organización en la Plaza Tetuán se han cerrado, tras asumir distintas funciones desde 1986.
La reagrupación de servicios tiene una finalidad operativa ya que se centralizan recursos facilitando la gestión, se refuerza la optimización de distintas instalaciones y además se genera una reducción de costes, acciones contempladas en el Plan de Gestión de Patim.