Hace ocho años por estas fechas despertaba todas las mañanas entre los cantos flamencos de mis vecinos de San Lorenzo en Castellón de la Plana; donde está ubicado el piso de inserción de Patim que fue mi hogar por unos meses.
Recién egresada de la carrera de Psicología y solo con la experiencia haber trabajado en centros de Rehabilitación en México, leer sobre la reinserción fue un descubrimiento.
La propuesta era vivir en un departamento con pacientes que terminaban su tratamiento en la comunidad terapéutica, continuaban con su asistencia al centro de día y buscaban una manera de reinsertarse a la sociedad.
Yo había tenido la oportunidad de haber estado internada 28 días en Unidos para la rehabilitación de adicciones en Salinas Victoria, Nl; como parte de mi preparación para el trabajo, así que tenía la experiencia de haber vivido con enfermos adictos a las sustancias, así que decidí hacerlo nuevamente.
Un vuelo largo, la diferencia de horarios y claro aunque los dos países se hable español, tardé unas horas a acostumbrarme al acento.
Me recibieron con una paella en la comunidad terapéutica, siempre muy cálidos. El presidente de Patim a mi llegada me dijo: “Tú decides el destino, el itinerario, el ritmo. Tú dirás si prefieres estar en la comunidad terapéutica o en la casa de día” En el piso nos repartíamos las tareas, entre limpiar, recoger el butano, hacer las compras, cocinar, y resultó que uno de los pacientes era chef y el otro cocinaba de maravilla, así que tuve una experiencia culinaria muy grata.
Tuve como compañera a Anne Cecile, voluntaria Europea, francesa, que se volvió mi gran amiga, sin la barrera del idioma ya que yo hablaba francés y ella aprendía español, y ambas tratábamos de entender el valenciano. Tomé cursos en la Universidad Jaume I, de tabaquismo, de adicciones tóxicas y no tóxicas, siendo las últimas desconocidas hasta ese momento para mí: la ludopatía, la adicción a la comida, la adicción a las nuevas tecnologías. El día de hoy trabajo como Psicóloga de consulta externa en el Hospital General de Tula de Petróleos Mexicanos, donde colaboro con la subdirección de servicios médicos de Pemex, en programas para la rehabilitación de enfermos adictos, en donde la psicóloga Diana Esparza Lozada es encargada de Salud Mental, y que con el apoyo del Dr. Ladislao Sanchez y el Dr. Carlos Nava promocionan programas que Pemex les ofrece a sus trabajadores para el control y tratamiento de adicciones así como para el tratamiento ambulatorio.
La estancia en Patim es una de esas experiencias que todo el mundo querría repetir, me mostró parte del amplio abanico de posibilidades que existen dentro de la rehabilitación de las adicciones: vivir con personas que han pasado por un proceso de internamiento, que acuden regularmente al centro de día con el deseo de tener una vida diferente, que no esté relacionada con drogas.
Muchas perspectivas tan diferentes, que han servido al mismo propósito: tratar a los enfermos adictos y/o alcohólicos, con la convicción que podemos tratar la enfermedad, prevenir las recaídas y dar la oportunidad de construir una vida donde las adicciones no estén presentes.
Un tema que no respeta la nacionalidad, así que seguiremos uniendo esfuerzos para combatirlas.
Gracias a todos por la oportunidad.