El voluntariado es un referente para cualquier organización. Es como una marca de agua muy presente en Tercer Sector que también ha encontrado su espacio dentro del ámbito empresarial al amparo de la Ley de voluntariado de 2015. Un marco legal que tiene entre sus compromisos dar alcance y coherencia a cada una de las expresiones que contiene el voluntariado, sea cual sea el ámbito desde el que se desarrolle. En esta línea se articula el programa “Mójate” de Patim, que en el último año ha posibilitado que diez nuevas personas realizaran voluntariado en los centros de día o la comunidad terapéutica de la entidad.

En Patim, puede desarrollarse una actividad de continuidad en el tiempo pero también se contemplan acciones concretas, puntuales e incluso aquellas realizadas a través de la tecnología de la información pero también vertebrar todo este proceso de forma sistemática. “A medida que hemos crecido en este espacio, nos damos cuenta que es necesario crear instrumentos y registros de funcionamiento para estructurar lo que ya hacíamos y alcanzar los objetivos marcados”, recuerda Inma Galmés, coordinadora de Programas. “Vemos y sentimos la necesidad de no prescindir en ningún momento del perfil del voluntario o voluntaria que ya tenemos y por ello, no sólo nos hemos preocupado por reglamentar sino también por sensibilizar y captar, y más aún en estos momentos de crisis económica”, añade.

A través del programa “Mójate”, financiado a cargo del IRPF autonómico, y alineado con el Plan Estratégico de la entidad, se han definido todas las actuaciones que se realizan con el voluntariado para trasladar con claridad el itinerario que puede seguir cualquier persona que desee incorporarse como voluntaria en Patim. La entidad contempla la figura del responsable del voluntariado dentro de su organigrama, a quien corresponde gestionar las distintas fases del itinerario de la persona voluntaria, con la finalidad de favorecer la adquisición de competencias, el reconocimiento y acreditación de las nuevas capacidades y su permanencia en la entidad.

“Se ha de potenciar la interacción con el voluntariado, no sólo queremos su presencia sino que pretendemos su implicación, su participación y su opinión como elemento clave de transformación para no dejar de evolucionar”, remarca Galmés. “Mójate” se marca como objetivos fundamentales favorecer la estabilidad de la persona voluntaria, apoyar la red de adicciones con voluntariado y crear las acciones oportunas para diseñar un itinerario de participación de la persona voluntaria en la entidad.